Monthly Archives: abendua 2009

URTE ZAHAR, URTE BERRI, ON

Apenas dozena erdi bat ordu gelditzen zaizkion 2009ari desagertzeko, idazten jartzen naizenean. Ordua da, beraz, inoiz horretarako ordurik badago, Urte Zaharrari agur egiteko.

Hitz egiteko modu bat da. Agur ez zaio amaitzear dagoen Urteari egiten, gertakizun hori dela eta, bati gogora etortzen zaizkion urtean zehar izandako lagunei baizik.

Horixe egitera nator. Asko-gutxi, badakit blog honen inguruan izan dudala, urtean zehar, hainbat irakurle. Irakurtzeko izan duten pazientziaren arabera, irakurle lagunen titulua merezi dute, guztiz.

Beraiek agurtu nahi ditut, Urte Zaharraren aitzakian, baldin eta, gaur baita, batek daki zergatik, txoko honetatik agertzeko umorea badute.

Urte Zaharrari agur egitea da gutxiena, ordea. Beti pentsatu izan dut, hala egitean, Berriari ongi etorria ematea izaten dela benetan egin nahi izaten dena.

Horixe, ba, irakurle adiskideak.

URTE ZAHAR, baina, batez ere, 2010 URTE BERRI ON.


MÁS ALERTA

Era un secreto a voces que el Consejero de Industria, Bernabé Unda, quería desprenderse de Pedro Hernandez, como viceconsejero de innovación y tecnología. Aunque nombrado hace apenas unos pocos meses por el propio consejero, había, por lo visto, colmado su paciencia. De ahí esta destitución fulminante. Desde ayer ocupa su puesto Juan Goicolea Ruigomez.

Hasta aquí, los hechos. “Todo normal”, cabría decir, atendiendo al derecho que tiene todo responsable, también el político, de contar con los colaboradores de su confianza y gusto, si bien tampoco es cuestión de dejar pasar por alto que estamos ante una nueva crisis político-administrativa en toda regla. Una más, cabría decir, en este Gobierno tan “sólido” en cuestiones identitarias a la contra, como improvisador e ineficaz en la inmensa mayoría de las áreas de gestión. Y, desde luego, en el área del viceconsejero cesado: el de la investigación, el desarrollo y la innovación.

Lo que nada tiene de normal es que el Consejero Unda, además de desprenderse de su viceconsejero, pretenda también imponer a la Corporación Tecnalia, y vender a la opinión pública, que le reserva y encomienda al cesado el siguiente destino profesional y funciones : “liderar la fusión de Tecnalia”, leo.

Hace apenas unos días, publicaba, en este mismo periódico, un artículo titulado ALERTA Y ACCION. Expuse las razones para ello.

Hoy lo reitero, con más fuerza y con más alarma. Era aquel un artículo referido, por un lado, tanto al Gobierno español como al vasco, y, por otro, a una temática mucho más amplia que la que directamente pueda referirse al cese e imposición de un Viceconsejero por parte del titular de Industria. Pero, en todo caso, estos últimos hechos, protagonizados por el Gobierno vasco, me confirman que, en efecto, vivimos momentos claves y trascendentales para el futuro de nuestro sistema de I+D+i, y que, por ello, lejos de mirar para otro lado, es necesario, y urge, plantear con claridad la visión de cada cual en este campo.

He aquí la mía.

Como es sabido, el País Vasco ha tenido la desgracia, y la suerte a un tiempo, de no contar con un sistema público de I + D + i “a lo CSIC”.Así fue durante la dictadura, y así ha seguido siendo, hasta hoy, tras la llegada de la democracia: en el País Vasco el “Estado español tecnológico” ha brillado, y hoy todavía sigue brillando, por su ausencia, como lo hemos denunciado infinidad de veces los diputados y diputadas del PNV a lo largo de estos años en el Congreso.

La respuesta que se ha dado a esa situación desde las administraciones vascas, desde el Estatuto de Gernika, ha sido, como es sabido, la siguiente: exigir en todo momento la transferencia de la competencia (acabamos de hacernos con ella); y, al mismo tiempo, apoyar con decisión, y gran esfuerzo presupuestario, por parte de las Instituciones vascas la puesta en marcha de una red tecnológica “propia”. Entrecomillo lo de propia para destacar un hecho, que, a mi juicio, es trascendente: la radical diferencia de modelo de políticas de ciencia y tecnología impulsadas por el Gobierno del Estado y el Gobierno Vasco.

El primero ha impulsado, por encima de todo, una red de ciencia y tecnología caracterizada por ser pública, altamente funcionarizada, alejada, en su inmensa mayor parte, de las dinámicas industriales y económicas, y volcada, sobre todo, hacia sí misma. Eso es el CSIC.

El modelo por el que han optado y que han apoyado, sin solución de continuidad, los Gobiernos de Garaikoetxea, de Ardanza y de Ibarretxe ha sido, justamente, el contrario. Han apoyado, si bien dentro de un marco y de unas políticas generales, las iniciativas, en muchos casos privadas, que se han ido planteando en el campo de la investigación, del desarrollo y de la innovación.

La historia de Tecnalia, y de cada uno de los Centros Tecnológicos que componen esta Corporación es una muestra de ello. Como lo es, no menos, la historia de IK-4 y de todos los Centros que conforman esa Asociación.

El éxito, comparativo cuando menos respecto al Estado, de las políticas desarrolladas por todos los Gobiernos autonómicos que han precedido al actual, presidido por Patxi López, ha sido reconocido prácticamente por todo el mundo. “Habéis tenido la fortuna de no tener al CSIC entre vosotros”, hemos escuchado en más de una ocasión en una formulación un tanto paradójica que venía a significar justamente la virtualidad del modelo diferente por el que se apostó por parte del Gobierno Vasco.

Fruto de ese modelo es, también, el proceso todavía en marcha de fusión de centros en el que vienen trabajando los centros de la Corporación Tecnalia. Proceso de indudable interés para el futuro, visto desde distintas perspectivas, pero proceso, no menos, lleno de complicaciones y de dificultades. Proceso, por todo ello, que debe llevarse con tanta resolución como delicadeza.

Pues, bien, el Consejero Unda ha decidido irrumpir con su elefante en esta cacharrería. Y lo ha hecho, según todas las noticias, convocando de un día para otro a los representantes de la Corporación Tecnalia; imponiendo, según leo, en una reunión de doce minutos de reloj, a su Viceconsejero para “liderar el proceso”; e instándoles a que lo hagan rápido. Como sea, pero rápido.

No cabe forma menos sensata y menos razonable de hacer las cosas. Ni más problemática para el futuro. Ni para el de Tecnalia y para el del resto del sistema vasco de ciencia y tecnología, que, si estaba ya en alerta por determinadas declaraciones que se habían hecho desde esa Consejería acerca de cómo entendía ella que debía desarrollarse dicho sistema, comprueba ahora que se le quiere encomendar, manu militari, el desarrollo de uno de los pilares principales del mismo justamente al responsable directo de las mismas.

Me viene a la memoria el triste y no menos problemático papel jugado por los socialistas con relación a las Cajas de Ahorro Vascas, al oponerse a su fusión. Hoy todo el mundo es consciente del enorme perjuicio causado por aquella decisión, más partidaria que propiamente política, y, desde luego, plenamente arbitraria, que hoy todavía sigue lastrando al sistema financiero vasco.

Hoy el Gobierno socialista vuelve a otra decisión, tan arbitraria y partidista como aquella, si bien en esta ocasión en una dirección aparentemente contraria, en relación con otra fusión ya en marcha: el de la Corporación Tecnalia, para hacer de ella, al parecer, un “CSIC a la vasca”.

Cualquier cosa menos dejarse llevar por el sentido común y el respeto interinstitucional.

Confío en que esta situación sea reconducida. Por quien corresponda. Si hace falta, por el propio Patxi Lopez. Cuanto antes, mejor.

Leo, hoy también, en la prensa, que el Lehendakari, en la recepción de fin de año, ha llamado a abrir un debate sobre “el modelo de Euskadi”, al par que ha instado a “trabajar juntos”.

Los dos hechos no encajan entre sí. Y, como se sabe, son las declaraciones y las palabras las que pierden razón de ser frente a hechos contradictorios con las mismas.


DIAS DE NOSTALGIA Y DESAZON

La política, como problema. Quien no lo sabía, lo intuía. Ahora, tras la última encuesta del CSIC, es oficial. Los ciudadanos perciben la política como problema. Digo más, como el tercero de los problemas, tras el paro y la economía.

Constituye un dato enormemente preocupante. Debiera serlo para todo el mundo. Para quienes apostamos, hace ya muchos años, por la política como vía de solución, o, al menos, de gestión de los problemas colectivos es, además, un dato desazonador donde los haya.

Estamos ante un fracaso, en toda regla, se mire por donde se mire. Ojala que provisional.

La política es, claro, un genérico. En su seno hay todo un amplio y abigarrado muestrario de ámbitos y realidades, entre sí muy dispares. Ahí están las instituciones, desde los partidos políticos hasta los distintos niveles y entramados institucionales, públicos, parapúblicos y privados, y, claro, toda una variadísima gama de personas de carne y hueso, más o menos directa y más o menos exclusivamente ligadas a la política. El fracaso es de todos. Pero, como en todos los ámbitos de la vida, sería injusto distribuir las causas del mismo por igual entre todos, en base a estadísticas.

Las estadísticas del CSIC se refieren al conjunto de la política española. En las mismas estamos englobados, nos guste o no, también los vascos. Con matices diferenciales, cómo no. No siempre, por cierto, a mejor. Pongo un ejemplo también de estos días: los vascos estamos, hoy mismo, regidos por un Gobierno, el de Patxi Lopez, que no es querido, como así mismo ha cuantificado otra encuesta, por cerca del setenta por ciento de la población. ¿Hay de qué extrañarse si, después, la población entiende que la política es un problema más que una solución?

Vuelvo a lo dicho en todo caso. Se equivoca todo aquel que achaca a los demás un desastre como el que refleja la estadística del CSIC. Como se equivocaría, también, todo aquel, que, por tratarse de una estadística referida al Estado español, concluyera de ahí que es un fenómeno exclusivamente “español”. Lamentablemente la crisis tiene mucha mayor extensión y, por ende, raíces más hondas también. Sin necesidad de ir a latitudes excesivamente lejanas, basta con extender la mirada por la Europa Unida de la que formamos parte. Italia, si se quiere. Y la llamada “berlusconización” de la política.

Se trata de un fenómeno de evidente degradación de la política. O, quizás mejor, de la política y de los mass media, fenómeno éste último que tampoco goza, por su parte, según rezan las encuestas asimismo, de un gran crédito entre los ciudadanos.

¿Quién sabe cual es la salida de esta situación? Una salida política democrática, quiero decir. No, desde luego, más Berlusconis, por mucho poder que tengan en los medios de comunicación, y, digo más, por muchas elecciones que ganen en base a ese poder dudosamente democrático.

Tengo un convencimiento creciente de que no hay margen para que esta tortilla pueda hacerse sin romper unos cuantos huevos. En ninguna parte. No en España. Tampoco en el País Vasco. Y en todos los ámbitos. Pienso sinceramente que empezando por los partidos políticos. Si no se recupera el convencimiento de que se trata de instrumentos necesarios para empezar a solucionar o gestionar los problemas comunes, lo demás, entiendo, va a seguir llegándonos por añadidura.

Todo esto es más fácil de enunciar que de hacer. Evidentemente. Y, desde luego, el mero enunciado, por mucho que se haga de forma grandilocuente y reiterada, no sirve.

No sé si hay buen momento para hacer estas cosas. Se diría que no. Al menos en estos tiempos, tan escasos de liderazgos fuertes y arriesgados. Por desgracia, el agobio de una vida política arrastrada por la coyuntura y por los acontecimientos del día a día hace que ni siquiera haya buenos momentos para reflexionar en alto sobre estas cosas.

Y, sin embargo, siempre me ha parecido sin saber muy bien por qué, que estos días en los que no sin nostalgia va cerrando uno los últimos días de un año, que se va, y se plantea, no sin desazón, los de otro que llega, dan pié y ocasión para, al menos, pensar en estas y otras cosas parecidas y escribirlas incluso, especialmente si se tiene un blog no debidamente atendido.


ALERTA Y ACCION

Acabo de mantener, bajo la forma parlamentaria de una Interpelación Urgente, un debate con Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación, sobre el sistema estatal de I+D+i. He presentado ya la moción, que como consecuencia de tal interpelación, someteré a votación en el Congreso, en nombre del grupo vasco del PNV, en el primer pleno del nuevo año 2010.

El lector quizá recuerde otra Interpelación urgente que, en este mismo campo, presenté, en nombre del PNV, allá por el inicio de la legislatura, sobre la transferencia a Euskadi de la competencia en I+D+i. Tuvimos, y hubo en Euskadi, en el entorno de aquella interpelación, un debate agrio, como seguramente recordará también el lector. Como supongo que recordará, también, el que, a pesar de aquel debate y del posicionamiento inicial contrario a dicha transferencia tanto por parte del PP como del PSOE, la misma, tan peleada durante tantos años, se produjo finalmente como contrapartida del apoyo parlamentario del PNV a los presupuestos del Gobierno de Zapatero del año 2009.

Recuerdo estos dos hechos con un doble objeto. Primero, como muestra de que la I+D+i es uno de esos temas, casi obsesivos, que tenemos y al que dedicamos nuestros mejores esfuerzos en el PNV. Con esa obsesión arrancamos la actual legislatura y terminamos la anterior. Y con esa misma obsesión seguimos en este final de 2009 e inicio del 2010. Y, segundo, para, desde esa obsesión, lanzar una renovada llamada de atención y de alerta sobre la “encrucijada” en la que, a nuestro juicio, se encuentra el sistema de I+D+i estatal. El de Euskadi, también.

“Las urgencias de la crisis ponen en peligro el cambio que necesita Euskadi”, leí a Pedro Luis Uriarte, antes de que, con el PSE al frente del Gobierno Vasco, abandonara Innobasque. Pensé entonces, y pienso ahora, que llevaba toda la razón. Y no sólo la referida a Euskadi. No menos, la referida a España.

Esta es una de las tres encrucijadas de las que le hablé a la Ministra en la interpelación. “La profundidad de la crisis ha forzado a los gobiernos a focalizar su atención y empeños en el corto plazo. Han estado más interesados en preservar empleos que en reformas estructurales”, escribía en fechas recientes la revista The Economist. Llevaba también razón. No hay forma de salir de esta encrucijada, francamente complicada, si no se atiende debidamente y se actúa decididamente en un pilar indiscutible de futuro: la innovación.

No es poco el riesgo de que esto ocurra en España. Y es, también, cada vez mayor, el de que ocurra en Euskadi.

No hay más que mirar la situación, realmente complicada, en la que se encuentra ahora mismo el Ministerio de Ciencia e Innovación de Cristina Garmendia y la mezcla de inacción y pasos erróneos que viene dando el Gobierno de Lopez en este campo.

Creo sinceramente que vienen tiempos para la alerta y para una acción decidida tanto allí como aquí.

Por lo que respecta al Ministerio regido por Cristina Garmendia, basta recordar que, en apenas dos años, hemos vivido los siguientes percances, siempre problemáticos. Primero fue la puesta en marcha de un nuevo Ministerio, tema siempre difícil, complejo y laborioso. Máxime si, como pudimos comprobar todos, se echa a andar con una falta de definición política clara del papel que se le reserva a de dicho Ministerio, dando lugar, de esa forma, a luchas por el poder, tal como ocurrió, a la vista de todos, entre el Ministerio de Industria y el nuevo Ministerio. Detrás vino la división en dos del propio Ministerio: Universidades por un lado; Ciencia e Innovación por otro. En fechas recientes, ha venido la crisis por la que la Ministra ha cesado a su segundo, por evidente falta de sintonía y entendimiento. ¿Puede en estas condiciones jugar ese Ministerio el papel protagonista que, sin embargo, debiera jugar en el relanzamiento de la llamada nueva economía sostenible? Difícilmente.

A la misma, o peor conclusión estoy llegando, tras observar lo que está ocurriendo, y, todavía más, tras hablar con unos y con otros de las “nuevas” políticas y de los nuevos rectores públicos de la I+D+i del Gobierno vasco.

En todo caso, no he presentado la interpelación para hablar ni del Gobierno español ni, mucho menos, del Gobierno Vasco. La preocupación que me llevó presentarla ha sido el diagnóstico al que hemos llegado en el grupo vasco sobre el sistema estatal de I+D+i. Sobre eso pregunté a Cristina Garmendia.

El Ministerio de Ciencia e Innovación no ha clarificado hasta el presente sus posiciones en el tema. De ahí el evidente retraso que se le ha acumulado en la presentación de la llamada Nueva Ley de la Ciencia. Las escasas informaciones de que hemos podido disponer hasta ahora sobre los contenidos que pudiera tener la misma nos han vuelto hondamente temerosos. Todo apunta a que pueda responder más a esquemas e inercias del pasado que a visiones y planteamientos de futuro. Todo ellos nos ha llevado a esta iniciativa, que sustancialmente consiste en escribir, negro sobre blanco, aquellos principios que, a nuestro juicio, deben informar dicha ley.

El sistema de ciencia y tecnología con el que hemos venido trabajando desde el 96 (fecha de la entrada en vigor de la Ley de ciencia, hoy todavía vigente) requiere de un giro claro que la oriente hacia la innovación y hacia la demanda. Es necesario dar, de una vez, aquellos pasos, legales y/o de otro orden, necesarios para incorporar decidida y urgentemente a la Universidad a estos mismos empeño y dirección. Es necesario proclamar, y actuar desde la administración, en términos de igualdad de oportunidades para el conjunto de agentes del sistema, públicos y privados. Es necesario transformar, a fondo, el CSIC con esta misma orientación. Hay que ir olvidándose, cuanto antes mejor, de que el marco de juego real de la I+D+i sea el estatal. Es el mundial, en su globalidad, y más nos vale enfrentarnos a ese marco desde una posición común europea. Hay que huir de las improvisaciones y de las arbitrariedades. Es necesario definir marcos estables en todos los órdenes. Entre ellos, un marco presupuestario plurianual. Y es necesario establecer y actuar con criterios objetivos de evaluación.

No menos necesaria es una nueva gobernanza, público-privada. Gobernanza que debe basarse, en un primer momento, en la clarificación del papel conjunto a jugar en el mismo por todas las Instituciones públicas, desde el pleno respeto competencial, desde la colaboración inteterinstitucional voluntaria entre ellas, y desde el encaje y complementariedad de las políticas en el marco comunitario europeo.

Es necesario dar pasos, y darlos con urgencia y decisión, en esa dirección. Antes de que sea simplemente tarde. Ello lleva consigo la necesidad de una nueva estrategia y de nuevos Planes de ciencia y tecnología, elaborados en base a los principios arriba recogidos. Es necesario, a través de ellos, trazar una nueva visión y unos objetivos claros y precisos, definir las áreas prioritarias a impulsar, establecer las reglas básicas de juego a las que se someterá la administración pública, definir el mapa de instalaciones investigadoras singulares y de establecer sistemas de evaluación objetivos.

En esa misma dirección apunta la nueva estrategia que, en estos momentos, articula la Comisión europea bajo la denominación de UE-2020.

He visto, a menudo, aquí en Euskadi y allí, en Madrid, gente excesivamente complacida con lo que tenemos. No se me oculta que los datos comparativos Euskadi/Madrid dan pié aquí para ello. Pero, como le dije a la Ministra, yo me apunto, en el mejor de los casos, al vaso medio vacío, no al medio lleno.

No lo hago por masoquismo, ni por no reconocer los esfuerzos que se han llevado a cabo, por parte de unos y de otros, en el pasado. Lo hago porque creo observar, aquí y allí, el riesgo de que lo urgente no deje ver lo importante, el peligro de una cierta desactivación, incluso de eso que suele denominarse una cierta funcionarización , y, sobre todo, temo la falta de aliento y osadía para hacer frente a los retos que, incluso para los mejores, más avispados y más proactivos, van a ser difíciles.

No tenemos, lamentablemente, ni aquí en Euskadi ni allí en Madrid, gobiernos de los que uno se pueda fiar debidamente para movilizar todo esto.

El mayor error que, en tales circunstancias, podemos cometer todos, partidos, entidades o empresas, es el de mirar para otro lado, dejar no-hacer. Como si el tema no fuera con nosotros, o alternativamente, como si, quedándonos simplemente a la espera, las cosas fueran a venir por sí mismas algún día.


A CABALLO ENTRE EL 2009 Y EL 2010

Esta próxima semana, el martes, día 22, terminaremos de aprobar los Presupuestos del Gobierno de Zapatero para el próximo año 2010.

Y nos iremos “de vacaciones”, es un decir.

En la actividad parlamentaria, en Pleno, de las dos pasadas semanas recuerdo, de memoria, las siguientes iniciativas, entre otras:

Dos comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno; una para informar sobre la estrategia para el crecimiento económico sostenible; otra, para informar del Consejo Europeo de los días 10 y 11 de diciembre, y de la Presidencia española de la Unión Europea, acompañada de una proposición no de ley de los Grupos Parlamentarios Socialista, Popular en el Congreso, Catalán Convergencia i Unió) y Vasco (EAJ-PNV), sobre las prioridades y objetivos de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en 2010;

Dos proyectos y una proposición de ley, orgánicos ambos: una, de modificación de la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiembre, de financiación de las comunidades autónomas (LOFCA); otra, de modificación de las leyes orgánicas del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial (“blindaje” del Concierto); la tercera, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (aborto).

Y, recuerdo, también: un proyecto de ley de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio (Ley omnibus); un debate de totalidad de iniciativas legislativas sobre el proyecto de Ley General de la Comunicación Audiovisual; y una proposición no de ley sobre solidaridad con la señora Aminetu Haidar.

Esta es una lista sobre la que quizás sea conveniente hacer las siguientes tres acotaciones: no están, ni de lejos, recogidas en la misma todas las iniciativas desarrolladas en estas semanas. Dos: cada punto de la misma daría para un comentario amplio, de indiscutible interés político, dados los temas que se abordan en los mismos. Y tres: que el repaso de la misma puede ayudar a explicar la situación política que atraviesa este final del 2009 el Gobierno de Zapatero.

Esta última es evidentemente la razón por la que hago esta lista. Me explico.

Tres rasgos definen, a mi juicio, ahora mismo, la situación por la que atraviesa Zapatero.

Uno, primero, que, contra lo que le gustaría al PP, saca adelante los proyectos de ley, incluso los complicados, políticamente hablando. Por ejemplo, la Ley de presupuestos; la ley de financiación de las comunidades autónomas o la llamada ley del aborto.

Un segundo: que los saca “de esas maneras”. Con un nerviosismo y con apuros evidentes, reflejados claramente en los aplausos un tanto histéricos con los que se manifiestan Gobierno y socialistas a la hora de aprobación de los mismos. Ha sido el caso de la aprobación de las leyes orgánicas. Y el espectáculo que está dando, por poner un ejemplo, con la aprobación de la ley audiovisual es antológico.

Un tercero: que la geometría variable, a la que se apuntó Zp al comienzo de la legislatura, y de la que ha sabido sacar provecho evidente desde entonces, parece, cada día, menos útil para hacer frente a los problemas a los que le toca enfrentarse y, desde luego, que tiene, cada día, menos adeptos, incluso en sus propias filas. Da toda la impresión de que, para la segunda parte de la legislatura, que Zapatero desea “diferente”, arrancando con la Ley de la economía sostenible y otras reformas, pudiera el Gobierno intentar buscar sendas menos inseguras y compañías más previsibles.

Qué vaya a ocurrir realmente está por ver, en todo caso. De momento, tras el pleno del próximo martes, nos iremos entre “de vacaciones”, como he dicho, y “de presidencia de la UE”.

Es muy posible que el próximo período de sesiones, ése que comenzará tras Navidad y Año Nuevo, poco tenga que ver con el que cerramos estos días.

Jugando a adivino, como parece que gusta hacer en estas fechas (con la seguridad, más que el riesgo, de no acertar) me atrevería a decir que tres rasgos pudieran definir el próximo período de sesiones.

Uno, que la presidencia europea le ocupará al Gobierno y a su presidente y nos entretendrá a todos.

Dos, que el PP se declarará, aunque sin decirlo en alto, en una especie de “tregua política trampa” de seis meses hacia el Gobierno. Jugará a entre dejar hacer y manifestarse responsable, acumulando municiones y preparando tácticas para allá por junio del 2010.

Tres, que el Grupo socialista, y el Gobierno, intentarán trazar una hoja de ruta, razonablemente más segura que la vivida en la primera parte de la legislatura, buscando compañeros de viaje, razonablemente más estables que aquellos con los que, en nombre de la llamada geometría variable han contado en la misma, teniendo en cuenta que ya no les queda margen para mayor desgaste, que algunos de los desafíos políticos que tienen delante son de pantalón largo –la situación económica en el conjunto del Estado y la situación política en Cataluña, por ejemplo-, y que entramos, de lleno, en una época en la que unas elecciones –las locales y provinciales/forales, nos llevarán, prácticamente sin solución de continuidad, a las “de verdad” para Zp y Rajoy: las generales.

Para terminar, dos reflexiones.

Una, primera, para manifestar mi propia impresión de que, desde el Grupo parlamentario Vasco del PNV en el Congreso, hemos sabido abordar y sacar un razonable provecho de la complicada situación –desalojo de Ajuria Enea por el PSE + PP- que nos ha tocado vivir en la primera parte de la legislatura. Como testimonio, ahí está, en la lista con la que abría este comentario, “el blindaje” del Concierto económico, aprobado la pasada semana. Lo digo sin falsa modestia y abierto a contrastarlo con quien opine distinto.

Otra, segunda: que a nosotros también nos tocará “adecuarnos” a la nueva situación de la segunda parte de la legislatura. ¿En qué dirección? Se aceptan ideas y propuestas. Adelanto, en todo caso, que tenemos las nuestras propias.

Otro día.

EGUBERRI ETA URTE BERRI ON.